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Piel desnuda

Ante el espejo.

Miro mi cuerpo en el espejo...
Hacía mucho tiempo que no me miraba tan atentamente, el tiempo ha dejado en mí la rabia, la tristeza, la soledad, el dolor, también las alegrías, la pasión...
Ya no tengo un cuerpo delgado, firme, ya no aflora la sonrisa despreocupada y las arrugas me susurran que ya no es tan fácil llegar a la pasión, la excitación...
Sin embargo sigo dispuesta a dar todo en la cama, pero también asumo mi edad, mi nueva edad; ahora importa más como hacerlo que el hacerlo y no me importa la cantidad sino la calidad.
Si...es difícil competir, porque aunque no quiera, debo competir.

Y el amor ¿donde está?, ¿donde se quedo?, ¿en que recodo de mi vida pidió descansar y se bajo abandonándome?.

Sigo aquí, esperando, en mi sueño busco un amante, que me niego a que llegue, a veces le siento, extraño, sin rostro, con manos grandes que recorren este cuerpo ajado, sintiendo en cada pliegue el deseo guardado de estar en una aventura; hasta hace poco tiempo ni siquiera me lo permitía y ahora le busco cada noche en mis sueños...

Arde mi cuerpo y mi alma esperándole, en una playa, en la plaza, en la noche oscura y fría de invierno o en una noche tibia de verano, y cuando parezco encontrarle, con solo sentir su presencia, me vuelvo joven, bella, alegre, cuando toca mis hombros, me abraza por detrás y mordisquea mis orejas.
Imagino su aliento tibio y fragante recorriendo mi cuerpo, quiero volverme y no me deja, me toma firme, me quedo quieta, sus manos grandes y brutas, toman mis pechos mustios y como varita mágica los vuelves firmes y turgentes, mis pezones se agrandan y se erectan como lo hace su miembro, me dice palabras groseras…para nada tiernas y aun así no me enojo, me estremecen, me calientan, lucho por ver su rostro y no me deja, sube mi falda, toma a la fuerza mi sexo ya húmedo, me cabalga, me vuelve loca, como domando una yegua, me niego a seguir su ritmo, pero lo hago, el fuego que producimos nos quema, ardemos, somos uno y en último momento cuando mis gemidos y los suyos se hacen audibles y el orgasmo anhelado se hace cargo del momento, desaparece...sueño.

¿Donde estas extraño?

Si, en mi cama, siento de nuevo su aroma, le veré esta noche…
mientras... perfumo mi cuerpo al verme en el espejo nuevamente.

3 comentarios

Toy folloso -

Un cuerpo de mujer que se enciende jamás será ajado, (Dioos, que palabro).
En todo caso lo será el cuerpo helado, aunque sea muy joven.

jose luis mendoza -

solo queria contarte que llegue a ti por casualidad pero que pretendo no irme nunca mas. He leido casi todo el blog, ya se me va a hacer de dia y aun estoy, me encantas, sigue asi, por favor

Luis -

Tantos extraños hay... Y ves que cambias. Pero el ardor no se desvanece. El sexo, como toda nuestra vida, va cambiando con la edad, pero sigue tratándose por suerte de dos cuerpos fundiéndose y licuándose. Nuestros cuerpos cambian con el tiempo, pero siguen activos mientras no les hagamos olvidar cuántas son sus posibilidades. ;)