Alli estaba ella... Sólo sentia sus manos, su aroma, sus besos, embriagada por el veneno de su saliva... Alli estaba ella... presa del deseo, con las manos atadas y tensas, y el corazon atado a él.
Con los ojos vendados, ella espera, impaciente, manteniendo sus palabras "entrega sin limites" ...su cuerpo empieza a temblar... pero la curiosidad la hace esperar confiada.