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Piel desnuda

... 29 de Agosto...

... 29 de Agosto... Relato escrito por Alter_ego

Este relato me lo ha enviado Alter_ego compañera y amiga en el grupo Geishas de lycos, pasamos buenos ratos juntas, ella siempre supo mantener el foro "ardiendo" con su manera de ser y sus comentarios siempre tan atrevidos. Sin mas,os dejo con ella y su "29 de Agosto" tan apasionado.

Queridos todos: Hace diez minutos acabo de tirarme a un tío del grupo.
No me siento con fuerzas para contároslo ahora mismo, pero cuando recupere fuerzas os lo cuento todo.
Estoy pasando unos días en Madrid. Hemos quedado esta tarde. Nos hemos venido a su despacho, y acabamos de hacerlo encima de su mesa de despacho... jo, que morbo.
Luego os cuento mas, si os portáis bien....

Ya sabéis que yo soy de fuera de Madrid. He venido a pasar unos días tranquilos viendo las últimas novedades y reponiéndome de mis ajetreos emocionales de los últimos tiempos.
Quedé con este chico del grupo (no os voy a decir quien es. Chicas, tendréis que encontrarlo por vuestros propios meritos...). Era después de comer, me propuso que fuéramos a ver la nueva ampliación del Thyssen con los cuadros de la colección de la Titita Cervera.
La verdad es que la colección no vale nada, y el edificio tampoco, pero si aprovechas para darle un repaso a la de su marido ('colección', me refiero) pues siempre vale la pena el viaje.
Después de ver la exposición y hablar de arte (Yo soy muy buena pintando -sin modestias- y él sabe bastante, sobretodo de arte moderno) me propuso uno 'rápido', ya que tenía que terminar un escrito profesional esa misma tarde.

Nos fuimos a su despacho. Grande, en una zona bien de Madrid. Atravesamos las zonas comunes y nos metimos en su despacho: "El otro día, antes de las vacaciones, estaba trabajando aquí un domingo, y apareció el informático, con una chica, que venía a no sé qué "reformatización que estaba haciendo del servidor". Podría pillarnos alguien un domingo normal..."
A mi eso me dio todavía mas morbo...
Nos metimos en su despacho personal.
Dos mesas, una de trabajo, la otra de reuniones. Maderas buenas (es importante cuando vas a poner el culo encima) Sillones de cuero claro (es importante cuando vas a restregar 'los labios' por ellos).
Un montón de papeles encima de las mesas. "perdona pero es que estoy escribiendo este informe..." Yo me imaginé como la escena esa de Nicholson en la mesa de la cocina, pero con papeles, en lugar de con harina...

Apartó los papeles de la mesa de trabajo. Me sentó encima, empezó a besarme. Me empujó ligeramente para atrás, y tuve que utilizar mis manos para apoyarme. Yo estaba ahí, con las piernas abiertas, y él entre ellas, con mi pecho a su alcance, mi cabeza dominada por su beso, y mi cuello entregado.
Me acarició el pecho mientras me besaba, me quitó el niki por la cabeza, me desabrochó el sujetador, y me lamió, relamió, chupó, y succionó, mientras me agarraba con fuerza posesiva por la cintura.
Noté que mis flujos vaginales empezaban a ser abundantes. Notaba que la humedad no podía ser contenida ya por mis braguitas. Hice un ligero movimiento de apertura de muslos para invitarle a que me acariciara también ahí abajo.
Me abrió los muslos. Remangó la falda y la desabrochó. Me agarró los muslos, los glúteos, las caderas, y fue bajando con su boca, con sus manos...

Yo estaba ya desnuda, ahí, encima de su mesa, siendo acariciada, besada, chupada...
Se sentó, y me quitó lo ultimo que me quedaba (como yo sabía que todo esto iba a ocurrir me había puesto una braguitas tanga monísimas) y su cara, su boca quedaron a la altura de mi sexo, de mis muslos abiertos.
Me tumbé hacia atrás y cerré los ojos.
Me acarició el interior de los muslos, fue subiendo la caricia, llegó a mi pelo púbico (estoy depilada, pero he dejado una suave pelusilla) y empezó a buscar con su lengua entre los pliegues mojados de mis labios. Tenía la lengua caliente, dura, fuerte, y se veía que sabía el recorrido que estaba haciendo.
Mordió, y lancé un pequeño gemido de sorpresa.
Succionó, y lancé un pequeño gemido de placer.
y metió la lengua hasta que me encontró el clítoris...

La primera vez que había estado con él, hace unos meses, me había corrido de inmediato. No estaba dispuesta a que me volviera a ocurrir. Aunque soy multiorgásmica, después del primero no siento el placer tanto como antes. Prefiero prolongar mi primer orgasmo, para después poder disfrutarlos todos seguidos.
El seguía chapándome, mordiéndome, y masturbándome con su lengua, sus dedos, su nariz... no era ya capaz de reconocer que era cada cosa, pero estaba en todas partes, desde mi punto G, hasta mis puntos H, I, J y K...
Se puso de pie, se desnudó (hasta ahora era yo la que estaba desnuda, tumbada y abierta, encima de su mesa de despacho, y él totalmente vestido. Me imagino la cara del que hubiera entrado) Su pene, que yo ya conocía, medio y grueso, estaba mas mojado que mis propios labios.

Su pene jugó un poco con la línea de mis vagina, subiendo al clítoris, bajando hasta el ano. (me gusta el sexo anal, pero no se lo había dicho todavía. Pienso que me estaba tanteando)
Entró en la vagina, y subió mis piernas en el aire, para que la penetración fuera mas profunda, ahí, con mi culo en el borde de la mesa mis piernas en el aire y miss pies en sus hombros, haciendo de contrafuerte a cada una de sus arremetidas....
Me abrió en V, me cogió de la nuca, me incorporó un poco, tumbándose encima mío hasta que su boca, con el olor, con el sabor de mis jugos, englobó por completo la mía como si fuera una ventosa, caliente, mojada, suave... Esa debe ser la sensación que nuestra vagina debe producir en ellos: una ventosa caliente, mojada, suave... Mi lengua hizo de pene en su boca-vagina, reproduciendo arriba, lo que estaba ocurriendo abajo.

Cuando estábamos al limite, cuando mis espasmos me acercaban al orgasmo, cuando mi melena se retorcía y mi boca, y mi aliento, y mis labios, buscaban el cobijo de su cuello...
...se salió. "Si sigo tendría yo también mi orgasmo. Tu placer hace que yo no pueda controlar mas el mío. Y es demasiado pronto para que lo tengamos" me dijo.
"En la pared. Quiero que me lo hagas contra la pared" le dije. Y me puse de pie.

Empezó besándome, cogiendo mi nuca y haciendo que el equilibrio de mi cuerpo dependiera de su brazo. Me besó los hombros, me besó la nuca, me besó los pechos, me besó los pezones, me besó la boca... y me penetró.
Pero estuvo poco. Fue solo para que esa penetración alimentara la fantasía y el recuerdo de nuestra intimidad sexual.
Se puso de rodillas delante de mí y con su boca y sus manos, y sus dedos y su yo qué sé empezó a masturbarme por todas partes. Notaba sus dedos en el clítoris, pero los notaba a su vez en la vagina. Noté como uno entraba por el ano, y se quedaba ahí, quieto, de espectador voyeurista de lo que estaba ocurriendo, pero yo si sentía que ese dedo ahí, aunque quieto, multiplicaba el placer de los otros dedos en el resto de mis huecos.
Mi espalda se arqueó, saqué mi pelvis hacia adelante, abrí mis muslos. Y su lengua cubrió mi clítoris...

Tuve un orgasmo lento, con fases de aproximación sucesivas. Su lengua iba a veces rápido, otras lenta. "despacio, despacio, que me estoy acercando" le dije. Y su casi imperceptible movimiento hizo que mi clítoris alcanzará el borde del muro... y se desintegrara, como una bomba de miel caliente, por todo mi cuerpo.
Me tuvo que sujetar para que no me cayera.
Y, después, me dejó así, quieta, recuperando mi aliento, disfrutando del recuerdo en mis células, durante un rato. Disfrutando de los sutiles matices en la evolución posterior de la sensación de ese placer.
El orgasmo acaba mucho tiempo después de que el último espasmo se haya producido. Como en los conciertos. La memoria de la última nota vibra todavía en el alma, aunque el violín haya quedado mudo.

Me pidió que me recostara boca abajo encima de su mesa de reuniones. Mi culo quedaba a su merced.
Cogió su cinturón. Por un momento me quedé atónita de que me fuera ha hacer un numerito sado-maso. No es su estilo. Me puso el cinturón a mí. sobre mi piel desnuda. Y en la posición que estaba, con el trasero al aire, me penetró la vagina.
El cinturón le servia para tirar fuerte de él y hacer que la penetración fuera mas profunda. Y la verdad es que en algún momento di un grito de dolor, porque me estaba llegando a los riñones. Me estaba montando como a un caballo, como a una yegua. Y con cada embestida, yo me sentía mas entregada, mas dominada, mas yegua, mas animal. Era la postura de los animales en la naturaleza. Era la postura del ser humano antes de que hubiera alcanzado la posición bípeda. Estábamos un millón de años atrás... Éramos animales en celo...

Y eyaculó. Y eyaculó. Pero lo hizo fuera de mí. Se salió justo en el momento en que se iniciaba su orgasmo, y pegó su verga a mi trasero. Noté sus espasmos con mi ano, mis glúteos, y noté su esperma que me salpicaba, caliente, la espalda, quedándose en el hueco de mis riñones.
Subí y bajé el culo, lentamente, para acompañar el final de su orgasmo, y lo dejé apretado, quieto, para que disfrutara del placer que se aleja, como él había hecho conmigo.
Me volví y le besé. Con agradecimiento, mientras su esperma descendía lentamente mi espalda, y encontraba su sitio en el hueco de mis glúteos.

Chicas, os deseo uno así...

un relato escrito por Alter_ego

3 comentarios

.G -

Joer!!! Yo quiero uno así... ;-)

lobo -

yo no se las veces que un culo se habrá subido a la mesa de mi despacho... pero tuve que dejar de llavar chicas a la oficina sino quería tener que reescribir todos los documentos que terminaban arrugados o manchados... menos mal que me compré una casa..

Daniel -

Hola y enhorabuena por el blog. Lo hemos encontrado navegando y nos ha gustado tu forma de contar las cosas.

Saludos de Rebecca y Daniel!