Deseo...
...Me estremece pensarlo pero es cierto.
Estoy excitada. Me excita pensar en lo que podría pasar. En lo que querría que ocurriese. En lo que me hubiera gustado saborear y lo que aun podemos... recuperar. Apoyas tu cabeza en mi hombro y te pierdes en el breve escote que te permite imaginar mis pechos. Tu aliento llega hasta mis pezones. Se endurecen sin que yo pueda hacer nada. Todo mi cuerpo está pendiente de ti.
Susurras que te gusto, suave, casi despistadamente. Haciendo ver que no quieres que te oiga. Sabes que te escucho.
Juegas con tus manos debajo de mi falda. No hace falta que diga nada. Casi no puedo hablar. Lo soñado en pocas ocasiones acaba siendo real.
Sonríes. Sé que estas excitado, perturbado, a punto de perder el control...
Te sitúas entre mis piernas, obligándome a subir la falda para acabar acercándote más. Mis manos se agarran a tu cintura y persiguen tu piel debajo de la camiseta, ... curiosean hasta adivinar tu excitación. Tu deseo. ¿Nuestra perdición?
Nos acariciamos durante unos minutos. Sonreímos y suspiramos nerviosos, conscientes que no es el lugar adecuado para estar como estamos. Quiero pensar tu entrepierna. Adivinar el olor de tu excitación... y tu mano sigue su camino... el mismo que seguirán tus labios, tu boca, tu lengua... el mismo camino que des de que nos vimos perdía nuestro pensamiento...
No dejas de acariciarme. Los pechos. Las piernas. Los muslos. El sexo. Y yo... yo no puedo hacer nada... más que estremecerme. Pedirte que pares sin querer que me obedezcas. Llamar tu atención para seguir manteniendo la mía, para no perder aun el control. ...
Deseo. Esa es la palabra.
Estamos fuera de sí. Ardientes. Calientes. Descontrolados. Locos
Estoy excitada. Me excita pensar en lo que podría pasar. En lo que querría que ocurriese. En lo que me hubiera gustado saborear y lo que aun podemos... recuperar. Apoyas tu cabeza en mi hombro y te pierdes en el breve escote que te permite imaginar mis pechos. Tu aliento llega hasta mis pezones. Se endurecen sin que yo pueda hacer nada. Todo mi cuerpo está pendiente de ti.
Susurras que te gusto, suave, casi despistadamente. Haciendo ver que no quieres que te oiga. Sabes que te escucho.
Juegas con tus manos debajo de mi falda. No hace falta que diga nada. Casi no puedo hablar. Lo soñado en pocas ocasiones acaba siendo real.
Sonríes. Sé que estas excitado, perturbado, a punto de perder el control...
Te sitúas entre mis piernas, obligándome a subir la falda para acabar acercándote más. Mis manos se agarran a tu cintura y persiguen tu piel debajo de la camiseta, ... curiosean hasta adivinar tu excitación. Tu deseo. ¿Nuestra perdición?
Nos acariciamos durante unos minutos. Sonreímos y suspiramos nerviosos, conscientes que no es el lugar adecuado para estar como estamos. Quiero pensar tu entrepierna. Adivinar el olor de tu excitación... y tu mano sigue su camino... el mismo que seguirán tus labios, tu boca, tu lengua... el mismo camino que des de que nos vimos perdía nuestro pensamiento...
No dejas de acariciarme. Los pechos. Las piernas. Los muslos. El sexo. Y yo... yo no puedo hacer nada... más que estremecerme. Pedirte que pares sin querer que me obedezcas. Llamar tu atención para seguir manteniendo la mía, para no perder aun el control. ...
Deseo. Esa es la palabra.
Estamos fuera de sí. Ardientes. Calientes. Descontrolados. Locos
3 comentarios
Chris -
Me gustan mucho tus relatos.
Alvaro -
planeta_azul -